ALIANZA INTERNACIONAL DE RECICLADORES

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Recicladores le declaran la guerra a la basura

Urbe Digital, Colombia. 24 feb 2012.

Medellín produce anualmente 625.500 toneladas de basura. Diariamente se producen 1.700 toneladas de residuos que van a parar a los distintos a rellenos sanitarios ubicados a las afueras de la ciudad. Con las cosas así, es sensato pensar en alternativas para reducir la cantidad de desechos que generamos cada día.

Nada se pierde, todo se trasforma 

Un día cualquiera, Lina Zapata, publicista y profesora del pregrado en comunicación gráfica publicitaria de la Universidad de Medellín y María Alejandra Jiménez, profesora de comunicación corporativa de la misma institución, después de una larga jornada y en un momento de descanso, luego de echar un vistazo en la oficina que comparten, se dieron cuenta de la cantidad de botellas de agua y de gaseosa, resultado del consumo de todo el día, que estaban en la basura de su oficina.

Lina asegura que no sabe qué fue lo que pasó, pero las dos profesoras sintieron la necesidad de buscar alternativas para no generar más residuos; María Alejandra, había escuchado alguna vez, que otra docente en ingeniería ambiental, María Adelaida Jaramillo, recogía envases plásticos llenos de basura, y los utilizaba como ladrillos para la construcción de una vivienda de interés social. Desde ese momento, hace ya un año, han tratado de vincular a toda la Facultad de Comunicaciones en la recolección de ladrillos, Lina Zapata, lo hace por medio del grupo de investigación que coordina, el Proyecto Boomerang que desde su quehacer buscan relacionar la publicidad a causas como éstas y a generar consciencia y María Alejandra con su grupo de comunicaciones públicas apoya la recolección de botellas.

Construyendo con botellas

Los ladrillos ecológicos, también conocidos como ecoladrillos , no son otra cosa que botellas plásticas, ya sean de agua o gaseosa (algunas pero no muchas veces de aceite), de cualquier tamaño, que se rellenan a presión con todo lo que sea material inorgánico; a las botellas puede ir cualquier tipo de material sintético, que sea de difícil degradación y que no sea reciclable; esponjillas viejas, cepillos de dientes, telas, plásticos, fotografía, es decir, todo el material que sea considerado basura y que no se pueda reciclar. Todo este material que se mete en la botella debe quedar muy bien comprimido, para hacerlo, quienes llenan las botellas se ayudan de palitos, algunas veces de bamboo, para que no queden espacios en la botella, la cual, debe pesar entre 800 gramos y un kilo, para que pueda cumplir con su labor como ladrillo.

Según María Adelaida Jaramillo, ingeniera ambiental y coordinadora del Grupo RedECO, los inicios de esta técnica están en Guatemala, donde una organización llamada Pura Vida, comenzó la construcción con estas botellas. Por otro lado, el alemán Andreas Froese, construye con botellas rellena con arena lo que constituye una técnica muy diferente a la de llenado con basura.

Sobre ellos María Adelaida afirma además que el plástico es un material poco reactivo, no reacciona fácilmente con el ambiente y como va a estar metido en una matriz de cemento, no van a haber problemas de afectación ambiental.

Según la ingeniera “esta técnica tiene impactos ambientales y sociales muy positivos, en algunas partes así haya sistemas de recolección de residuos aún se quema la basura lo que genera contaminación atmosférica, pero si se le enseña a la gente esta técnica dejaran de quemar la basura y más bien llenarán su ecoladrillo para luego usarlo como materia prima en una construcción. En cuanto a la inflamabilidad, el plástico tiene un poder calorífico alto, viene del petróleo, pero a las botellas pet les echan un compuesto que se llama el bórax, que evita que la botella se queme con llama, hace un huequito pero no se incendia, la inflamabilidad no genera riesgo, por el cemento no está en contacto con el fuego”.

Actualmente, RedECO, el grupo coordinado por María Adelaida, se ha unido a otros grupos como Menos basura (Agrupados en Pro-Tierra). La idea es sacar adelante un proyecto al que han llamado La casa de doña Marta, que consiste en construir, con ladrillos ecológicos, una casa a doña Marta, una mujer desplazada que vive en el barrio 12 de noviembre en la Comuna 8, Villa Hermosa, con sus cuatro hijos.

Las 6 mil botellas necesarias para la construcción de la casa ya han sido recogidas, por el momento, se están haciendo las fundaciones o columnas de la casa, lo último serían las paredes que estarían contruidas con ecoladrillos que darán forma a la casa de unos 65 metros cuadrados.

Sin embargo, María Adelaida Jaramillo y su grupo, no son las únicas personas en la ciudad interesadas en generar conciencia y responsabilizarse de los desechos que día a día generamos; personas como Jhony Restrepo, han tratado de implementar esta estrategia en el barrio en donde viven.

Aunque Jhony no lo recuerda muy bien, asegura que hace cinco años fue que conoció la iniciativa de los ladrillos ecológicos, en un taller de permacultura al que llegó por invitación de un amigo. Desde ese momento, trató de involucrar a la comunidad de Bello Oriente, barrio de la Comuna 3, Manrique, en la recolección de botellas para la construcción de sillas o tanques para agua lluvia que pudieran servir a la misma comunidad.

Hasta el momento han construido una silla en el colegio del barrio, con ayuda de la misma institución, la cual ha proporcionado los materiales necesarios como cemento y arena. Jhony Restrepo, logró que los estudiantes se interesaran por llenar las botellas y recoger la cantidad suficiente para la primera construcción. La estrategia fue intercambiar ropa de segunda por los ladrillos ecológicos, según él, la respuesta fue muy buena pues los alumnos del colegio se mostraron bastante interesados en hacer el intercambio y en llenar los envases.

Actualmente, en la misma institución educativa, se lleva a cabo la construcción de un tanque de recolección de agua lluvia con ecoladrillos, obra que disfrutará la misma comunidad, además de poder, mediante esta acción, generar consciencia de la importancia de responsabilizarnos de la basura que generamos y de nuevas alternativas para que los desechos dejen de ir al ambiente.

Un modo de vivir, llamado Mopa Mopa

Mopa Mopa, es una empresa de diseño ecológico que nace hace tres años como trabajo de grado de los comunicadores Amalia Cristina Vallejo y David Rincón, quienes querían un proyecto que permitiera unir el diseño con un tema ambiental y con proyectos de inclusión social, mediante el reciclaje y la reutilización de lo que comúnmente llamamos basuras o materiales inservibles.

La idea surge como resultado de un proceso investigativo en donde se planteaba la incógnita de qué necesidad existía en la ciudad de Medellín, dicha necesidad era la de buscar qué hacer con tanta basura y también como poder ayudar a tanta población desempleada y en situación de vulnerabilidad.

Lo que buscaba Mopa Mopa, hoy ya una realidad, era consolidar un negocio que volviera tangible las ganas de trasformar un producto y un servicio, en un mundo donde diariamente se habla del calentamiento global y las problemáticas sociales salen a relucir.