Por Deia de Brito
Durante un evento reciente organizado por el Movimiento Nacional de Recicladores (MNCR por sus siglas en portugués) en Brasil, oradores de diferentes movimientos y organizaciones sociales expusieron sobre el desalojo de vendedores ambulantes, poblaciones sin hogar y recicladores. Estos desalojos forzosos han aumentado en Brasil a medida que el país se convierte en una de las economías más grandes del mundo. Brasil también se está uniendo a las filas de otros países en crecimiento al asumir la organización de mega-eventos como la Copa del Mundo de fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
El panel, que se llevó a cabo en el espacio para eventos del MNCR durante la Cumbre de los Pueblos, se tituló “Resistiendo la Higienización de los Centros Urbanos.” Maíra Vannuchi, coordinadora nacional de campañas de StreetNet – una federación internacional de vendedores ambulantes – habló sobre la lucha de la federación en contra de la “limpieza” de centros urbanos. Vannuchi y otros coordinadores han venido trabajando para organizar a los vendedores ambulantes de otras ciudades sede de la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. En Sudáfrica y La India – donde la Copa del Mundo y los Juegos del Commonwealth fueron organizados en 2010, respectivamente – el desalojo de los vendedores y otras poblaciones ambulantes fue como “un tractor que se llevó a todo el mundo,” declaró Vannuchi.
Desde el año 2006, la campaña StreetNet, titulada “Ciudades de Clase Mundial Para Todos,” se ha enfocado en pronunciarse a favor de las organizaciones con el fin de evitar el desprecio gubernamental y corporativo para con los trabajadores informales. La organización comenzó la campaña en Brasil en el año 2010. Una parte de su trabajo incluye la organización de cursos sobre información para vendedores ambulantes en 7 de las 12 ciudades sede de la Copa del Mundo de 2014. También se ha asociado con organizaciones locales y movimientos sociales, y ha participado en el Comitê Popular da Copa: un comité compuesto de movimientos sociales, ONGs, instituciones académicas, líderes y miembros comunitarios. El Comitê Popular da Copa se reúne de forma regular para debatir sobre sus metas, que incluyen la movilización en contra de políticas que excluyen a los trabajadores informales e impulsar debates democráticos sobre la organización justa de mega-eventos. “La represión y la voluntad de eliminar cualquier cosa que sea un recordatorio de pobreza en las ciudades lleva a la desaparición de los vendedores ambulantes y otras poblaciones vulnerables,” dijo Vannuchi.
Uno de los proyectos de StreetNet en Brasil fue hacer un mapeo de los vendedores ambulantes en las ciudades sede. En 2009, cuando el gobierno municipal de Río de Janeiro comenzó a exigirle a los vendedores ambulantes licencias para poder trabajar, solamente se emitieron licencias a menos de un tercio de los vendedores. Esto dejó sin licencia a un estimado de 40,000 vendedores. Ahora estos trabajadores corren el riego de que les dejen sin su medio de subsistencia si son sorprendidos trabajando en la calle.
“El proceso de emisión de licencias para los vendedores ambulantes fue en realidad un mecanismo para “limpiar” las ciudad,” dijo Angela Rissi, una lideresa de la organización Associação dos Expositores Das Feirartes e Outros (AEFO), una asociación de artesanos y otros vendedores ambulantes.
Mientras las ciudades importantes se enfocan en el “embellecimiento,” “revitalización” y otras tácticas para atraer negocios e inversión, los activistas de las poblaciones afectadas se están uniendo al compás de demandas comunes. En enero de 2012, la comunidad conocida como Pinheirinho—en Sao José dos Campos, Sao Paulo—fue desalojada violentamente. La comunidad había vivido ocho años en el área. A su vez, el accionar de la comunidad era permitido por la ley brasileña, ya que ésta estipula que la tierra que no sirve una función social puede ser utilizada para vivienda. La tierra que la Pinheirinho habitaba pertenecía a una compañía en bancarrota—Selecta.
La policía militar y guardias municipales desalojaron entre 3,000 y 9,000 familias de Pinheirinho. Hubo varios reportes de violaciones a los derechos humanos por parte de la policía militar y empleados municipales, incluyendo violencia excesiva, presión psicológica, falta de servicios para niños y ancianos, y la confiscación de pertenencias. Muchos residentes fueron hospitalizados, e incluso algunos desaparecieron.
Por supuesto, entre los desalojados se encontraban muchos recicladores. Doce miembros de la Cooperativa Futura, una de las bases del MNCR, vivían en la comunidad. Otros 300 recicladores eran residentes de la comunidad y trabajaban en una asociación ubicada allí. Después del desalojo de la comunidad Pinheirinho, los residentes acabaron viviendo en la calle, en refugios para personas sin hogar, con parientes, y comprando boletos de vuelta a las ciudades y pueblos desdde donde migraron originalmente.
En todo Brasil, un estimado de 200,000 personas son amenazadas con el desalojo a raíz de esfuerzos de “limpieza” urbana relacionados con la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos. Por eso es importante que las comunidades, los trabajadores y los movimientos sociales se unan para exigir sus derechos.
Miembros del movimiento brasileño de recicladores se han venido reuniendo con los vendedores ambulantes desde el año 2010, cuando StreetNet organizó un seminario en Senegal. Allí, líderes de varios movimientos se reunieron con vendedores ambulantes y recicladores, dijo Madalena Duarte, una coordinadora nacional del MNCR. Al final del seminario, los participantes redactaron y firmaron una carta de apoyo para los vendedores ambulantes de África. En 2011, otra carta fue redactada en Sao Paulo con el fin de proteger a los vendedores ambulantes y a otros grupos durante el período previo a la Copa del Mundo en Brasil.
“Muchas comunidades de bajos recursos han sido desalojadas en Brasil,” continuó Duarte. “Vendedores ambulantes, recicladores, habitantes de la calle y residentes de las favelas están sufriendo las consecuencias de la “revitalización” relacionada con la Copa del Mundo.”
“Tanto los vendedores ambulantes como los recicladores utilizan el espacio público para sobrevivir—la calle es un lugar de subsistencia para las poblaciones socialmente más vulnerables,” dijo Vannuchi. “Para el movimiento StreetNet, el movimiento brasileño representa una gran inspiración—cada vez que hablo con vendedores ambulantes, hablo de los recicladores.”
Angela Rissi, de AEFO (Associação dos Expositores Das Feirartes e Outros), describió su admiración por la victoria de los recicladores brasileños por lograr la Política Nacional de Residuos, que se hizo ley en 2010. En el futuro próximo, los vendedores ambulantes esperan una política federal que proporcione seguridad social a los trabajadores informales, proteja a los trabajadores informales contra el desalojo violento y la confiscación de su mercadería, y estipule requisitos justos para la emisión de licencias. En Brasil, los recicladores recibieron este reconocimiento en el año 2003, cuando esta categoría fue incluida en la Política Nacional de los Trabajadores.
Independiente del éxito adquirido, cuando las ciudades deciden limpiar los centros urbanos, los vendedores y recicladores son de las primeras categorías de trabajadores en ser desplazados.
Tank Menezes, del Movimiento Nacional de Recicladores de Brasil, dio algunos ejemplos devastadores de su propia ciudad. En Porto Alegre, una comunidad céntrica conocida como Chocolatão – o Chocolate Grande – había existido por más de 20 años. Estaba compuesta de 250 familias y alrededor de 700 personas. La mayoría de las personas en la comunidad se ganaba la vida como recicladores, reciclando lo que era generado por en edificio de la justicia federal aledaño y en el resto del área del centro de la ciudad. En 2012, como parte de los esfuerzos de limpieza por la Copa del Mundo realizados por la municipalidad, la comunidad fue desalojada y reubicada a una zona de la ciudad localizada a 10 kilómetros de distancia – un largo trecho cerca de los confines de la siguiente ciudad que requiere hora y media de viaje en colectivo. A los recicladores que trabajaban con carretillas no se les permitió que se las llevaran con ellos a su nueva residencia. Menezes declaró que esta “revitalización” – un término utilizado por la municipalidad – ha sido un proceso continuo en la últimas dos décadas, desalojando a comunidades de gente pobre del área del centro con el objetivo de transformar la ciudad en una atracción turística.
“Los funcionarios hablan de lo lindos que son los nuevos apartamentos, pero el hecho es que ahora todo el mundo está desempleado,” dijo Menezes. “La reubicación no trajo ninguna dignidad porque la comunidad fue arrancada de su lugar de trabajo. Ahora no saben dónde conseguir los materiales reciclables, y tampoco saben dónde ir para solicitar ayudar o encontrar un centro de salud.”
Aunque la comunidad de Chocolatão carecía de infraestructura, los residentes se encontraban cerca de muchos servicios en la zona del centro de la ciudad. Como parte del acuerdo con la comunidad, la municipalidad construyó una bodega de reciclaje en el nuevo barrio. Solamente 30 o 40 de los casi 700 residentes que trabajaban como recicladores tuvieron la oportunidad de trabajar en la nueva bodega, ya que solamente se permitía un número limitado de trabajadores en planta. Además, el centro de reciclaje “modelo” es muy pequeño en tamaño, carece de la cantidad y tipo apropiados de equipamiento, fue construido con un mal diseño, y cuenta con un aislamiento precario que torna los inviernos muy fríos y los veranos muy calientes.
Dado el hecho que la mayoría de residentes de la comunidades se gana la vida como recicladores y no han podido encontrar trabajo en la nueva ubicación, muchos dejan sus apartamentos nuevos para encontrar trabajo en la zona del centro de la ciudad. Durante este tiempo, deben dormir en la calle. Grupos como la Asociación Brasileña de Geógrafos y la Escuela de Derecho de la Universidad Federal se involucraron en este caso que fue percibido a nivel nacional como una violación de los derechos humanos.
“Es una represión extremadamente violenta y sin ninguna negociación,” dijo Vannuchi. “Para hacer esta Copa del Mundo, tienen que desalojar a los pobres. No dialogan con las comunidades o los movimientos sociales. En el proceso de desalojos urbanos, todos nos vemos afectados.”
“Es de suma importancia conocer esta perspectiva global,” dijo Seu Carlos Alencastro, un líder nacional del movimiento brasileño. “Trabajando juntos podemos tener la fuerza para luchar contra este problema. Hoy por hoy, mucha gente habla de la reforma urbana. No podemos seguir hablando de este tema sin involucrarnos para encontrar un solución.”
“Los recicladores padecen los mismos problemas que los vendedores ambulantes y los habitantes de la calle,” continuó Madalena Duarte. “Es importante que nuestra lucha se unifique en una sola, a pesar de nuestras diferencias.”
Tião Rocha, un asistente, dijo: “Creo que Rio+20 empieza y acaba con este tema. Los derechos humanos nunca fueron respetados en este país. Veinticuatro años de dictadura arruinaron a Brasil. La Higienización es lo opuesto de la humanidad.”
“Están tratando a las poblaciones ambulantes como basura,” dijo Maria do Carmo Santos, una vendedora ambulante y activista del Movimiento Unido de Vendedores Ambulantes (MUCA por sus siglas en portugués). “No tenemos acceso a la salud, no tenemos educación y somos echados de las calles. Solamente se nos permite entrar a la ciudad para lavar la ropa interior de las mujeres ricas. No tenemos lugar en la ciudad.”
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