¡Los mercados de los biffins no son un problema, sino la solución!

En el otoño de 2014, la ciudad de Bagnolet, Francia, fue escenario de una crisis que atrajo la atención de los medios de comunicación y preocupó a la población: la reivindicación del espacio público por aproximadamente 500 biffins (recicladores y comerciantes de chatarra) y los miles de ciudadanos que comerciaban con sus bienes usados en el mercado informal. El ayuntamiento no ha buscado de ninguna manera normalizar esta actividad espontánea dirigida por estos trabajadores excluidos. Los líderes de la ciudad no han tenido interés en restaurar la paz y en crear empleos para esta población. Los biffins, expulsados de los mercados de pulgas (mercados de material y objetos de segunda mano) en Montreuil por el gobierno de la ciudad, se han mudado a otras zonas del distrito 20 y del distrito 18 (Barbès, Puerta de Montmartre). Al ser forzados a vender en zonas ya saturadas y caóticas, los medios de sustento de los biffins están en entredicho. Simplemente se ha vuelto a desplazar el “problema”, tal como lo hizo el gobierno anterior. ¿Cuándo saldremos de este círculo vicioso?