Publicado por International Alliance of Waste Pickers
Escrito por Vanessa Pillay, WIEGO ORP Consultant
octubre 16, 2015
Traducido por Christian Manser
Thulisiwe empezó a trabajar hace cinco años en un botadero para Wetland Recycling, una empresa de propiedad de un hombre blanco. En 2013, después de tres años de estar sometida a salarios irregulares, decidió dejar la empresa y trabajar por su cuenta en otro botadero. Poco después, diez recicladoras se unieron y trataron de formar una cooperativa pero su solicitud fue rechazada por la municipalidad. La razón dada por los funcionarios fue que las miembros eran “demasiado viejas”.
El grupo perseveró y finalmente fue registrado en abril de 2015 como una cooperativa con ocho mujeres y dos hombres, denominada Cooperativa Enhlosweni. (Enhlosweni quiere decir lugar de intenciones/esperanza/metas en isiZulu.) El grupo de mujeres tenía que pedir a dos hombres que se les unieran porque parecía que no hacían ningún progreso en sus relaciones con los funcionarios gubernamentales, y que no se les tomaba en serio como mujeres. Aunque, como explica Thulisiwe, ahora que los hombres se les han unido, parece que trabajan muy bien juntos y comparten su responsabilidad para el éxito de su cooperativa. Thulisiwe muestra sólidos valores de colectivismo cuando explica cómo la cooperativa fue fundada y cómo acordaron trabajar en conjunto a pesar de los desafíos iniciales para registrarse.
La cooperativa había recibido capacitación de diferentes ministerios gubernamentales durante su período formativo, y Thulisiwe agradeció estas experiencias de capacitación por inculcarles los valores sólidos de colectivismo con que se fundó la cooperativa. Si bien la municipalidad proporciona instalaciones sanitarias básicas en el botadero donde trabajan Thulisiwe y sus colegas, aún carecen de un espacio apropiado donde puedan trabajar y un espacio seguro de almacenamiento para sus materiales de residuos. Lea el artículo completo (en inglés).
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