El reuso y el reciclaje de residuos sigue siendo materia pendiente del progresismo en Uruguay

A un año del tercer gobierno nacional consecutivo del Frente Amplio no se vislumbra que desde la máxima autoridad nacional en materia ambiental, es decir la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), se defina la imperiosa política nacional de residuos que el país necesita. Parecería que una vez más el resto de los problemas ambientales llenan su agenda, dejando nuevamente solos a los gobiernos departamentales con el complejo y creciente problema de “la basura”.

Es necesaria una política nacional de residuos que abarque todos los desechos, de cualquier tipo y origen, que no deje “cabos sueltos”, que absorba una agonizante ley de envases y supere el limitado alcance de una serie de decretos ministeriales (sobre envases de agrotóxicos y otros temas).

Desde diferentes ámbitos (políticos, sociales, ambientales y sindicales) se han hecho llegar propuestas y se ha reclamado un espacio desde el cual construir colectivamente la mencionada política. ¿Por qué no se convoca al mismo? Se sigue ignorando y ninguneando a los que mucho pueden aportar sobre el tema. Se debe tener en cuenta a quienes tienen una larga experiencia de trabajo con clasificadores, un elemento central a considerar. ¿Quién se beneficia con este inmovilismo inoperante que lleva ya once años de progresismo?

Son los que trabajan con la basura las únicas víctimas de esta situación, las que se continuarán perjudicando si el tiempo sigue pasando y aún no se tiene siquiera delineada una estrategia nacional para resolver el problema de todos los residuos mediante una seria política social, solidaria e inclusiva.